Viajar a otro país y enfermarse de gravedad (sin seguro)

Se acerca la temporada alta de vacaciones para los argentinos y el aeropuerto internacional se llena de familias listas para la aventura del año. Pasaportes al día, pantalla solar, sombreros, un abrigo por si acaso. Todo chequeado. ¿Y los seguros? En el cuarto y último episodio de la primera temporada, Te lo aseguro crea conciencia aseguradora a través de la historia de Ana María, una mujer que sobrevivió gracias a su propia resiliencia, a la determinación de su hija y a la solidaridad argentina. Una historia para contar desde la perspectiva del seguro.

Corría 2015 y Ana María Arroyos emprendía un sueño: unas vacaciones por primera vez en un crucero, junto a su hija menor, de 23 años, con destino a Jamaica, las Islas Caimán y la costa mexicana. A sus 49 años había perdido a su mamá, se había separado de su marido y superado dos ACV. El viaje se presentaba como un dar vuelta la página, creyendo que lo peor ya había pasado.

“Ana María, ¿cuántas veces estuviste al borde de la muerte?”, pregunta Mariano García al principio de la entrevista. “Ocho veces”, responde ella, quien, fuera de cámara, contó que publicó un libro sobre su historia de vida.

Lo que empezó como un viaje soñado, se convirtió rápidamente en una pesadilla: poco después de zarpar desde Miami, Ana María sufrió un fuerte dolor abdominal que la dejó tirada en su camarote. Creyó que era apenas una indigestión producto de comer frutas de las que no estaba acostumbrada. Pero fue el inicio de una odisea que la dejó en manos de una catarata de negligencias, desidia, maltrato y autoritarismo. En el podcast, Ana María cuenta con detalle su sensación de asfixia por falta de asistencia de oxígeno, de miedo por su hija (quien terminó esposada por defender a su mamá) y de dolor inconmensurable. Lo que debió haber sido una cirugía inmediata por apendicitis se había transformado en una septicemia con compromiso de varios órganos, entre ellos, los pulmones.

Luego de varios días a la deriva en el crucero, las depositaron cual presidiarias en una ciudad que ni siquiera era la capital jamaiquina. Ana María pasó por traslados sin anestesia ni oxígeno, por una cirugía en un hospital precario y, aún así, privado, que llegó a demandarles 70 mil dólares al momento de la externación. Luego, repatriación en un avión sanitario (que también tiene un alto costo) y dos meses de internación en Argentina. Con su propia voluntad y el acompañamiento de una comunidad anónima que donó palabras de aliento y dinero de manera incondicional, Ana María salió adelante. Hay detalles que, 10 años después, ella desconoce y evidencian el grado de estrés postraumático que aún padece su hija, que no puede hablar del tema.

El final es feliz y Ana María Arroyos vive para contarlo en Te lo aseguro. “No sabés la cantidad de cosas que pude, no sé si aprender, sino de redescubrir: que el trabajo en equipo existe, que la voluntad existe, que cuando hay amor al prójimo esto se soluciona. El problema fue en el crucero, el desamor, el destrato.” Reflexiona hacia el final de la entrevista. “Vos decís, en nuestro país, ya sabemos, ¿no? Operás, atendés a cualquiera en el ámbito de la salud, gratuitamente y hacemos lo imposible para que la gente salga adelante. Entonces te duele ver cómo, en el resto del mundo, si no pones la guita, vos no existís.”

Hoy Ana María tiene una historia de resiliencia que contar, una Página en Facebook con 6.300 seguidores que hasta 2024 seguía generando conversaciones y un libro autobiográfico que cuenta “El milagro de Jamaica”. En el podcast cuenta que las secuelas serán para toda la vida, las físicas y las emocionales, las propias y las de su familia, especialmente las de su hija, Celeste, que vivió con ella semejante situación extrema. “Yo tengo ganas de vivir, tengo ganas de disfrutar la vida y tengo ganas de que vivamos en un mundo mejor.

El punto de vista del seguro desde el análisis de Ángeles Luongo

Como en cada episodio, el podcast introduce una cita de autoridad en seguros para analizar de qué forma una cobertura adecuada hubiera paliado el daño. Ante una situación imponderable, contar con un buen asesoramiento de un PAS puede no evitar, pero sí acompañar el estrés y el trauma que queda a posteriori, para la persona damnificada y también para su familia.

Ver: “Despertar en el infierno”, el riesgo extremo y la empatía para más cultura aseguradora.

La experiencia de Ana María conmueve, pero también deja una enseñanza incómoda: cuando viajamos (y en general, en la vida) solemos pensar en todo menos en la posibilidad de que algo salga mal. Por eso cuesta tanto hablar de riesgos: como si asumirlos fuera una forma de “llamar a la mala suerte”. Pero la vida está llena de sorpresas y lo que AAPAS insiste, en cada acción y en cada producto comunicacional, es enseñar que se puede estar mejor preparado para afrontarlas.

En este episodio, lo explica Ángeles Luongo, productora asesora de seguros e integrante de la comisión de innovación de AAPAS. En claras palabras, señala que muchos argentinos parten confiados en la asistencia que trae la tarjeta de crédito “porque viene incluida”, sin advertir que estos planes suelen ser básicos, con sumas mínimas y límites que —en casos como el de Ana María— se agotan en cuestión de horas. “En la mayoría de los países la salud es un sistema privado: si no pagás, no te atienden.”, explica.

La previsión empieza antes del viaje: consultar a una o un PAS, contar el itinerario, la duración, la edad de los pasajeros y cualquier condición personal que pueda requerir un plan a medida. A diferencia de los productos enlatados, se pueden armar coberturas personalizadas, evaluar los riesgos, pensar por nosotros, los viajeros, lo que el entusiasmo suele tapar. Y, sobre todo, ofrecer algo que ningún call center reemplaza: acompañamiento humano en un momento crítico, incluso cuando el idioma o las gestiones internacionales complican más la situación.

Con este episodio, Te lo aseguro cierra la primera temporada de podcasts, una producción original de Analipsis para AAPAS.

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