Preocupa cierta demora por parte de las autoridades en estudiar, impulsar e implementar elementos y sistemas probados en materia de sanitización de bacterias y virus, principalmente el virus SARS-CoV-2 que provoca la enfermedad denominada Covid-19, aplicables, con sus diferencias “naturales”, a los sistemas de transporte terrestre interurbanos, urbanos y de media distancia y a las diversas realidades por cantidad de habitantes en las urbes del país (no puede pretenderse una única solución para todos los sistemas).
Espero estar totalmente equivocado, pero no veo gran protagonismo en el tema por parte de la CNRT respecto a sistemas tecnológicos más allá del PROTOCOLO “PLAN DE EMERGENCIA -COVID19, PARA EL TRANSPORTE AUTOMOTOR” (Disp CNRT N323-20 ANEXO 1) limitándose en el mejor de los casos a “en lo que respecta a la ventilación de los vehículos, se deberá contemplar la posibilidad de proceder al reemplazo frecuente de los filtros de los aires acondicionados, explorar la alternativa del uso de filtros HEPA portátiles o en su caso, deberá garantizarse que el sistema de aire acondicionado no funcione en modo recirculación y que cumplan con las 20 renovaciones de aire por hora, en todo el volumen de la unidad, o MEJOR ALTERNATIVA DISPONIBLE SUPEDITADAS A LA EVIDENCIA CIENTÍFICA”.
Precisamente resalto lo último en función de la labor desarrollada (por ejemplo) por Marcopolo y el Laboratorio de Microbiología Clínica, de la UCS – Universidad de Caxias do Sul de Brasil, que básicamente demostró la enorme eficacia de la RADIACIÓN ULTRAVIOLETA de las lámparas fluorescentes instaladas en el aire acondicionado ubicado en el techo fuera del autobús. Su Informe final señala a modo de conclusión: “Considerando el espectro de microorganismos evaluados en esta prueba, los resultados obtenidos mostraron que la radiación ultravioleta era eficiente incluso en células bacterianas esporuladas. Aprovechando el conocimiento de que estas células tienen una mayor resistencia innata en relación con varios agentes infecciosos virales envueltos, el uso de radiación UV en el aire acondicionado de los autobuses tiene la posibilidad de promover la bioseguridad en el transporte público teniendo en cuenta la pandemia de Covid-19.”.
También se suma la experiencia con similares resultados de LUMI y DUMAS CAT en transporte de media y larga distancia con intervención del Instituto de Investigación y Desarrollo de Bioingenieria y Bioinformatica del CONICET – UNER.
No es mi intención abundar en los aspectos científicos, sino en la necesidad imperiosa de lograr la mayor viabilidad posible del uso del transporte público de pasajeros en las ciudades con mayor cantidad de habitantes, ya que el usuario de estos servicios y el usuario de los VMP (Vehículos de Movilidad Personal: Biciclos con o sin motor, patinetes electricos, etc.) serán los protagonistas principales de la nueva movilidad en las áreas urbanas y de media distancia. Sin embargo, debemos ser conscientes que cuanto más limitemos la posibilidad del uso del transporte público, mayor será la cantidad de usuarios “vulnerables” que sumaremos a una nueva movilidad y, con nuestra incultura vial evidente, probablemente los muertos que no tengamos por covid los padezcamos por siniestros viales…