La inteligencia emocional, una clave para el éxito

Si en los últimos años hablar de inteligencia emocional se puso de moda en diversos ámbitos, desde el educativo al organizacional, el tópico no es ajeno al mundo de las empresas donde también es una tendencia incipiente pero en alza. Lo cierto es que aprender a entender y gestionar nuestras emociones redunda en un mayor desempeño, productividad y por tanto calidad del servicio -algo especialmente crucial en nuestro sector-, y que con una creciente automatización ya se empieza a hablar de humanizar las marcas.

En este contexto es que tanto la charla brindada por Daniel Elhelou, magister en dirección de empresas, centrada en Liderazgo y Transformación, como el cierre del FNS 2024 a cargo de Magui Aicega, ex-Leona, nutricionista y periodista deportiva, tuvieron sin proponérselo varios ejes en común.

Por su lado, Elhelou, quien acompaña a atletas y deportistas de alto rendimiento como la propia Aicega y que fue quien coacheó al equipo argentino de voley, arrancó la segunda parte de la jornada de charlas hablando de la importancia de la predisposición para el triunfo y la visualización para entender cuáles son las características mas relevantes de ese futuro que deseamos. También hizo referencia a los triunfos y las derrotas y cómo nos forjan. Sobre este mismo punto Aicega diría más tarde, «se pierde mucho más de lo que se gana”. Algo que puede parecer una obviedad pero no viene mal escuchar en tiempos de exitismo, en los que se valora más una victoria que el camino que nos lleva a conseguir lo que buscamos.

“Estamos en la era robótica pero no somos robots”, disparó Elhelou promediando su disertación, “Vivimos en un sistema que nos condiciona. Por eso hay una relación entre el mundo profesional y personal, y hoy día ya no se pueden separar estas dos facetas. Los líderes necesitan vincularse con la AI pero también humanizar el liderazgo”.

En el cierre remarcó la diferencia entre preocupación vs influencia, ante el reconocimiento de un panorama cambiante como el que nos toca vivir que por momento nos genera ansiedad e incertidumbre, y por eso también recalcó la necesidad de profesionalizar tu negocio, pero siempre entendiendo la importancia del equilibrio en el cuidado personal, de las emociones, etc. La analogía que el orador utilizó fue la de un auto, en el sentido de que tenemos la carrocería (nuestro cuerpo), un volante para la dirección, un motor para que funcione, que a su vez requiere de combustible. En este sentido, los pensamientos y estados de ánimo son claves para la dirección, la motivación funciona como motor vital y a su vez esto depende de nuestro propósito.

Entender cómo funcionamos y que todas las partes que nos componen son vitales, tanto para la vida como para el trabajo, nos va a ayudar según Elhelou a poder pasar a analizar aspectos clave de nuestro proyecto como qué me diferencia, cuál es mi propuesta de valor y mi modelo de negocios, y finalmente, cuáles son mis principales indicadores de gestión.

Una leona suelta en Sidney

Luego llegó el turno de Aicega, con su charla “Claves del Éxito Asegurador”, con mucho dinamismo y humor, la ex-Leona compartió experiencias de su formación profesional como jugadora (con más de 300 partidos internacionales olímpicos y panamericanos en sus hombros) en sus 16 años de carrera. Siempre entendiendo a las Las Leonas como el producto final con todo un backstage de esfuerzo, trabajo en equipo, lágrimas, superación y por supuesto, finalmente, alegrías, al respecto de lo cual comentó que “no te suelen dar medallas de los partidos perdidos” que son muchos más que los ganados, pero que sirven para el aprendizaje y el mejoramiento personal y profesional.

Así el relato nos llevó desde los 90s cuando el equipo todavía se manejaba con códigos deportivos amateur (y pocos recursos y estructura comparados con los equipos profesionales líder en ese momento), pero que sin embargo las tenían siempre en el top 5 de las victorias. Muchos cuartos puestos tuvieron que pasar hasta que, como la propia Aicega explica, setearon su mentalidad para ser uno de los equipos que llegara al podio (top 3) y salieran de su zona de confort. ¿Una clave? “Hay que estar preparado para perder”.

En relación a la diferencia de profesionalismo o recursos con los equipos más experimentados que siempre se encontraban en el podio como las neozelandesas o las británicas, Aicega aseguró que siempre hay algo para hacer, por tanto, aún si no tenían las otras jugadoras tenían mejores instalaciones o equipos, lo que las argentinas sí podían era entrenar más, dedicar más tiempo, cambiar sus cuerpos y mejorar su resistencia. Así comenzaron a entrenar el doble de lo que lo hacían, a hacerlo también por la mañana y a personalizar sus rutinas físicas, todo esto de cara a los juegos de Sidney 2000.

La ex-jugadora también contó con videos con testimonios de grandes atletas a nivel profesional que tuvo la oportunidad de entrevistar en su rol como periodista, como Manu Ginobili, y también del ex-entrenador de Las Leonas, Sergio “Cachito” Vigil, que sorprendió a la audiencia.

Imperdible para todos los presentes fue el emocionante relato de aquella final en los Juegos Olímpicos en los que, contra todos los pronósticos -incluyendo haber leído mal el reglamento-, no sólo clasificaron, sino que llegaron a la final y le ganaron a rivales imbatibles como Nueva Zelanda. Juegos durante los cuales se acuñó el famoso apodo “Las Leonas” y se cimentó la mística del equipo. «Lo único que teníamos, era ganas (…) El único partido que volvería a jugar es la final de Sidney, porque no nos habíamos propuesto ganar, ser las campeonas, sino tan solo llegar al podio. Hay que proponérselo”, contó la oradora en relación al miedo y las limitaciones que muchas nos podemos a nosotros mismos. Aspecto que aplica para todos los órdenes de la vida, como concluyó Aicega con mucha emoción, ante un público igual de movilizado en una jornada que dejó muchas ideas, recursos, herramientas y aprendizajes para todos los presentes. «