Puerto Madero fue el lugar del reencuentro elegido por aquellos que fueron el alma de una aseguradora que marcó una época y construyó los cimientos de una forma distintiva de trabajar dentro del mercado. Una convocatoria que, aprovechando las bondades de las redes sociales, nació a partir de la creación de un grupo de Facebook de “ex La Buenos Aires Seguros”, que sólo acepta a aquellos que trabajaron en la aseguradora. Y fueron casi 150 los que se reunieron el 9 de marzo/19, en una jornada que, encuesta mediante, volverá a repetirse cada año.
Aquí, lo mejor de la nota realizada por la revista SEGUROS de AAPAS en su última edición (#313), en la cual se conversó con parte del “comité ejecutivo” que se armó para organizar toda la movida, quienes buscaron transmitir, como una suerte de voceros, las sensaciones que dejó este reencuentro y todo lo que representó “La Buenos Aires” en sus vidas.
Recuerdos, legado, Productores y más
“Hace algunos años armamos un grupo de Facebook y después de un tiempo algunos de sus integrantes propusieron juntarnos. Después conformamos un grupo de WhatsApp con más de 180 personas, donde empezamos a mandar fotos viejas, contar anécdotas… Desde ya, el grupo “explotó” por la gran cantidad de mensajes y terminamos armando otro grupo más chico para organizar el encuentro. Sin sponsor de por medio, pusimos un lugar y fecha de encuentro y nos juntamos en Puerto Madero. Llegamos a ser casi 150 personas, de todas las edades y de todas las épocas: de los 60, de los 70, de los 80, de los 90, de los 2000”, describe Andrea, una de las organizadoras. Ella empezó a trabajar en el año 2006 como una simple analista de proyectos y a lo largo de los años llegó a un alto cargo ejecutivo en la aseguradora.
Otro de los organizadores de esta “movida” fue Aldo Kazakevich, quien ingresó en los 90 con apenas 23 años en el área de sistemas como un programador base. “La verdad que fue revolucionario porque en aquel momento había grandes desafíos tecnológicos, y pese a ser todo muy incipiente en materia de IT, ya en ese entonces los líderes de La Buenos Aires estaban viendo el futuro que se avecinaba”, recuerda. Y agrega: “Hoy se habla de metodologías ágiles, de empresas dinámicas y de tecnologías aptas para crear productos, y todo eso en la década del 90 ya se hacía en La Buenos Aires”.
Julián Vanoni, quien actualmente se desempeña como Productor Asesor de Seguros, fue otro de los encargados de armar el reencuentro. “Trabajé ocho años en la compañía, cuatro años antes que sea adquirida por HSBC y cuatro años después de esa adquisición. O sea que trabajé en La Buenos Aires pura del Banco Roberts y en su primera mutación”, rememora el PAS, para quien “fue un orgullo haber empezado en esta compañía que parecía tener un modelo hecho en otro planeta y puesto en este mundo, con pautas de trabajo que están muy vigentes en la actualidad, por más que hayan pasado más de 30 años “.
Andrea, Aldo y Julián hablan con mucha pasión a la hora de contar y transmitir todo lo que les dejó la compañía, tanto a nivel profesional como personal. De diferentes perfiles y con un presente que directa o indirectamente los sigue ligando, han vivido todas las épocas, desde “La Buenos Aires” original, pasando por “HSBC La Buenos Aires” a “QBE Seguros La Buenos Aires”, finalmente adquirida por Zurich Seguros.
Porque pese a la desaparición del nombre, y que el mismo ya no es parte de ninguna marquesina, el sentimiento no se va a perder. “Si uno ve el mercado de seguros, los grandes puestos que nutrieron a las diferentes organizaciones salieron de La Buenos Aires, por eso es que nosotros siempre la nombramos como la universidad del seguro”, remarca Andrea.
Tanto ella, como Julián y Aldo coinciden en que la mayoría de la gente disfrutaba de ir a trabajar. “La gente no se iba, había muy poca rotación”, concuerdan. En esa época, prevalecía la comunicación, los balances estaban presentes en todos los escritorios, eran espacios abiertos y no existían los despachos. “Los gerentes tenían los mismos escritorios que el resto, era un modelo colaborativo y horizontal”, agregan.
Además, dan fe que lo que les enseñó mucho la compañía es la importancia de la relación con el PAS. “Era un socio estratégico de verdad. No tenía relación únicamente con el área comercial o técnica. El Productor siempre circuló por la compañía como un empleado más, fuera o no fuera un PAS del círculo o elite y eso era genial”, ponderan.
En la actualidad, cada uno de los que fue parte de La Buenos Aires aplica en mayor o menor medida aquello que aprendieron de una organización con una mística muy especial. Aldo en el trato con sus clientes, Andrea en la relación humana con sus pares y con cada una de las personas que tiene a cargo, y Aldo en la empresa de software que fundó. “Transmitimos valores básicos donde la comunicación es permanente, donde tratamos de empoderar a la gente, de trabajar con objetivos, escuchando al cliente para entender sus necesidades”, resalta este último, en común acuerdo con sus ex compañeros. Coincidencias que se vivieron en un reencuentro que marcó un hito y que sin dudas perdurará en el tiempo, al igual que el legado de La Buenos Aires.