31-05-2023

Inflación, la nueva variable desestabilizadora

Un escenario pre-inflacionario trae incertidumbre para las aseguradoras.


Mart´ˆn Caeiro, Prosecretario de AAPAS

Por
Martín Caeiro,
Secretario de AAPAS

Un escenario actual que presente condiciones pre-hiperinflacionarias, introduce nuevas variables para considerar: ¿cuales serían las principales dificultades que enfrentamos las/los productores asesores de seguros hoy? Consultores económicos relevados por el BCRA realizaron correcciones en sus proyecciones y esperan una inflación interanual de 126,4% al cierre del 2023. En tanto para los próximos doce meses (abril 2023 a igual mes de 2024) de 146,5%. El dólar pegó un salto de $390 a $495 en cuestión de días para luego estabilizarse en $470.

Como primera intención podríamos analizar la situación en dos planos diferentes, el primero con un enfoque introspectivo hacia la profesión y el segundo hacia la eficiencia en la atención al asegurado.

 

Sobre nuestra profesión
En relación enfoque hacia la profesión per se del productor asesor de seguros, podríamos observar lo siguiente: el anclaje económico que tiene esta problemática para nuestra actividad profesional, es que impacta directamente en las organizaciones debilitándolas, ya que en un contexto inflacionario tan hostil como el que estamos transitando estos días, provoca correr desde atrás actualizaciones de una prima que tiene un crecimiento vegetativo.

El principal error es creer que no perdemos rentabilidad, por eso cobra mucho valor tener el control del stock de pólizas en cartera vigente, analizar la temperatura del termómetro mensual entre emisiones nuevas y anulaciones, y como una visión global observar la cantidad de primas emitidas.

Solo si tenemos la capacidad emprendedora de superar la inflación interanual, esta situación podría convertirse en mejoras sustanciales para nuestro esquema laboral, y así no caer en la tentación de conformarnos con empardar frente al contexto adverso.

La salida de la pandemia dejó grandes enseñanzas acerca de cómo repensar la manera de trabajar, nuevas formas de comunicarnos con nuestro ecosistema laboral-profesional, y a nivel educativo, cómo, cuándo y dónde deseamos capacitarnos. Sin dudarlo la principal preocupación era la de recomponer la economía, pero casi sin respiro la industria aseguradora se vio afectada por una inflación descontrolada.

Nuestra actividad profesional no quedó exenta de las transformaciones, y con instinto de supervivencia se impuso con adaptabilidad al nuevo entorno. Entre los principales cambios que se pueden visualizar en este tiempo están que, en algunos casos, las oficinas físicas de PAS decidieron seguir operando en modalidad home office, pasando a ser oficinas virtuales por la necesidad para controlar los gastos operativos. En otros casos, organizaciones que no pudieron tomar capital humano para colaborar con las tareas propias de un auxiliar de seguros, que año tras año son transferidas como carga administrativa por las propias aseguradoras, terminaron convirtiéndose en una mayor exigencia profesional.

Inflación y el rol del Asesor de Seguros

Sobre la atención al asegurado
Por su parte, el análisis con enfoque hacia la eficiencia en la atención al asegurado es el que más nos preocupa, ya que el mercado perdió la brújula y pone cualquier excusa para entorpecer la experiencia del usuario, haciendo más tedioso el trabajo del propio “socio estratégico”, el PAS. Ante esta situación muchas veces sirve imaginar la atención que reciben los asegurados que deciden comprar una póliza en directo, sin asesoramiento y con una pobre atención post venta.

Las dificultades que tenemos las/los productores asesores de seguros se dan en las dos áreas más importantes del seguro que son el área comercial y el área de siniestros.

Por un lado, las nuevas ventas se dan con menor frecuencia porque hay mayor competencia en un mercado que no crece. Asimismo, vale decir que la retención de renovaciones hay que manejarlas con mucho criterio y equilibrio, ya que impactan directamente en el bolsillo de los consumidores y éstos nos lo hacen saber al instante.

Y por otro lado en el área siniestros la complejidad está dada porque es complejo gestionar o cerrar los casos. Hay demoras injustificadas en liquidar siniestros de coberturas propias desobedeciendo lo que indica la ley 17418 en su art.49, faltante de repuestos que están relacionados con el dólar, aumentando por encima de la inflación.

Respecto a los servicios de remolque siguen colapsados y con atención deficitaria, en parte por un tema estructural de la propia red y en parte por un envejecimiento del parque automotor argentino (que es uno de los más longevos del mundo). También tenemos que considerar el aumento en el fraude que se da mayoritariamente en coberturas de automotor y hogar, terceros desgastados por ofrecimientos insuficientes y mala atención a los PAS con demoras en respuesta a sus requerimientos.

 

Conclusiones finales:
¿Bajo este contexto económico, el asegurado está permeable a recibir nuevas propuestas de coberturas? ¿Podemos crecer junto a ellos horizontalmente con nuevos negocios?

También me permito reflexionar si llegó el momento de desempolvar las cláusulas post siniestro, que fueron utilizadas como complemento a las cláusulas de ajuste automático. Esto implica que una ajusta la suma hasta la fecha del siniestro y la otra a partir del mismo, y así se podría cubrir el tramo de tiempo que va desde la tramitación hasta la acreditación efectiva de la indemnización al asegurado.

A contramarcha de poner en el centro al asegurado, que es quién sostiene el sistema, la industria aseguradora está transitando una serie de nudos que no parece poder desatar, tanto en relación a la resolución de los siniestros -empantanada por desacoples organizacionales post pandemia- como a una economía por el momento en problemas.«