19-02-202510 Minutos

Hablemos de plata:

Laura Visco y su lucha por la inclusión financiera de mujeres

Con una trayectoria destacada en publicidad y un fuerte compromiso hacia la diversidad, Laura Visco nos invita a reflexionar sobre la economía desde una perspectiva inclusiva. Hablamos sobre su enfoque innovador para romper con las barreras que históricamente han limitado a las mujeres.


El camino profesional de Visco comienza en el mundo de la publicidad donde fue durante casi dos décadas publicitaria y directora creativa al frente de equipos en agencias de Ámsterdam y Londres, constituyéndose como una figura destacada dentro del ámbito tanto por su rol como creativa y como Trailblazer por sus avances en materia de género en la industria. En 2021 fue reconocida como una de las mujeres líderes de AdAge, y en 2019 fue honrada como mujer pionera de Adweek. Su compromiso con el avance de la diversidad en la industria publicitaria también le valió el prestigioso premio Three Cheers de la Conferencia 3%. La mayor parte de su trabajo se ha desarrollado en el exterior y ha trabajado en campañas exitosas para marcas como The Coca-Cola Company, Bumble y AXE, al tiempo que ha sido jurado y oradora en eventos como D&AD, Marketing Week Russia y SheSays.

Hoy en día Laura se ha abocado a la creación de Amiga, hablemos de plata, una comunidad internacional basada en Argentina y España (@amigahablemosdeplata) que la tiene yendo y viniendo y muy dedicada a llevar la discusión de dinero entre mujeres un paso más allá. Así, combinando un lenguaje directo y amigable con sus propias experiencias como mujer y profesional, pretende transformar la manera nos relacionamos con el dinero. También se encuentra escribiendo un libro sobre el tema a publicarse el año que viene.

Dada la inestabilidad económica crónica en Argentina, en los últimos 3 ó 4 años se empezó a hablar más del tema con foco en las mujeres. Tanto en relación a la educación financiera como respecto de cómo invertir, cómo ganarle a la inflación… y todo este tipo de cosas más de supervivencia si se quiere. ¿Qué hace diferente a tu propuesta? ¿Qué mirada tenés sobre los contenidos que solés ver?

Mi propuesta parte de un lugar muy claro: hacer que el mundo financiero deje de ser genérico, complicado y, sobre todo, excluyente para las mujeres. A menudo, los contenidos financieros tienen un tono técnico o paternalista, como si asumieran que las mujeres no podemos entenderlo. En Amiga Hablemos de Plata exploro por qué históricamente no hemos tenido acceso a este conocimiento. Es más que un manual; es un cambio de perspectiva que mezcla finanzas con historia, feminismo y macroeconomía.

La exclusión de las mujeres del mundo financiero no es casualidad; es histórica. Durante siglos se nos negó acceso a herramientas básicas de autonomía: no podíamos abrir cuentas bancarias o tener tarjeta de crédito sin permiso de un hombre hasta bien entrados los 70s, se nos prohibió heredar patrimonio y se nos relegó al trabajo no remunerado del hogar como si fuera nuestro destino natural. Y aunque hemos avanzado, esa exclusión estructural nos sigue condicionando, tanto en la conversación sobre dinero como en nuestra relación con él.

“Cada vez que no pedimos lo que merecemos, perdemos dinero que nunca se recupera”

¿Cuáles son las formas más comunes en las que las mujeres nos descapitalizamos?

La lista es interminable porque el sistema está diseñado para que nunca acumulemos riqueza. Por nombrar sólo algunas, el salario: no negociamos porque nos enseñaron a no ser “agresivas” o mostrarnos “interesadas”. Cada vez que no pedimos lo que merecemos, perdemos dinero que nunca se recupera. Después, la economía de cuidados, ese trabajo invisible y no remunerado que sostiene a la economía. Cuando queremos emprender, recibimos menos financiamiento o peores condiciones en los préstamos. Y ni hablar de la violencia económica, ese control financiero que sufren muchísimas mujeres en sus relaciones de pareja, a veces disfrazado de cuidado, del “dejá, me ocupo yo». Vos confiá”.

Primero, no negociar el salario o aceptar la primera oferta, lo que nos deja años atrás en ingresos acumulados. Segundo, evitar hablar de dinero en pareja, lo que puede llevarnos a asumir cargas económicas desiguales o a desconocer cómo se maneja la “caja grande” del hogar. Y tercero, no invertir nuestros ahorros (cuando logramos tenerlos), ya sea por miedo o porque nadie nos explicó cómo empezar.


“El marketing que funciona no es el más ruidoso, o el que pauta más, sino el que logra que alguien diga: Esto me habla a mí”


¿Qué nos podés contar en relación a la importancia de construir un buen marketing y comunicar en la era de la influencia y la sobreabundancia de información?

En esta era de ruido constante, lo que realmente importa es tener una voz auténtica y clara. Comunicar desde un lugar de verdad, que conecte con las emociones y necesidades reales de las personas. El marketing que funciona no es el más ruidoso, o el que pauta más, sino el que logra que alguien diga: “Esto me habla a mí”.

Me gustaría que nos acerques algunas ideas que te parezcan relevantes para cambiar el mindset a la hora de vincularnos con el dinero que quizás nos sirvan a todos.

Siento que hay una suerte de “Para-Tización” de las finanzas femeninas. De todo lo que nos hablan es de ahorrar, la obsesión con la economía doméstica, la “caja chica”, ahorrarse el cafecito. Muchas de las conversaciones sobre dinero son clasistas, paternalistas y sumamente simplistas. A las mujeres nos tiran “tips” de ahorro que no atacan el problema de fondo: la estructura económica está diseñada para excluirnos.

Entonces, pensar en todas nuestras versiones: la mujer que somos hoy y la que queremos ser en el futuro. Pensar en nuestra yo viejita. Cada decisión financiera que tomamos hoy construye el bienestar de ambas.

Hablar de dinero en pareja desde el principio: las conversaciones claras evitan problemas, pero siempre priorizando mantener nuestra independencia económica.

Invertir sin esperar la perfección: no hace falta ser experta para empezar. Aprender sobre la marcha es parte del proceso, y cada paso cuenta.

Y hablando ahora un poco del uso del tiempo, la productividad y la tecnología, ya que la desconexión y la búsqueda de bienestar (salud mental) es el nuevo lujo de esta época. Contame 3 hacks que usas para despejar la mente e inspirarte.

  • Caminar sin rumbo (sin el teléfono). Parece simple, pero cuando desconectás, las ideas empiezan a aparecer solas.
  • Leer en papel. Todo bien con el celular y con el kindle, pero tocar papel es fundamental.
  • Hacerte amigos nuevos que no tengan absolutamente nada que ver con vos, romper con las burbujas.

Por último, una pregunta que le hacemos a todos: en este contexto no sorprende el crecimiento de fenómenos de renuncia silenciosa o el quiet ambition entre otros en las generaciones más jóvenes. ¿Qué le está faltando al trabajo para que funcione mejor para todos?

Le está faltando humanidad. Durante mucho tiempo, el trabajo fue sinónimo de sacrificio y sobreesfuerzo, y creo que estamos en un momento en el que empezamos a entender que eso no tiene sentido. Casi como midiéndose por lo que sacrificamos por él. Necesitamos trabajos que respeten nuestra vida fuera de la oficina, que valoren el tiempo y las necesidades de las personas, y que no traten de exprimirnos hasta que no queda nada más para exprimir. Al final, las empresas que entiendan esto son las que van a ganar, porque las personas felices trabajan infinitas veces mejor.

“Necesitamos trabajos que respeten nuestra vida fuera de la oficina, que valoren el tiempo y las necesidades de las personas, y que no traten de exprimirnos hasta que no queda nada más para exprimir. Al final, las empresas que entiendan esto son las que van a ganar, porque las personas felices trabajan infinitas veces mejor”.«

Ping Pong AAPAS


¿Tenés seguro?

Sí, de vivienda y de salud. Cuando viví en Holanda también tenía uno contra todo riesgo, ¡es obligatorio allá! Cada país tiene seguros obligatorios diferentes.

¿Cómo es la relación con tu PAS?

Me acabo de mudar de país así que no tengo una relación súper estrecha aún.