23-06-20257 Minutos

Entrevista a Enrique Avogadro:

Las industrias creativas como parte del ADN del desarrollo económico y social de las ciudades


Enrique Avogadro es gestor cultural y creativo. Se desempeñó como en diversos cargos públicos vinculados a la cultura y las industrias creativas en la Ciudad de Buenos Aires. Actualmente y con un extenso recorrido en el tema se dedica a potenciar proyectos transformadores a través de las industrias creativas. Es speaker, fundador de Pulmón Creativo (@pulmoncreativolab), un laboratorio de innovación en el que las ideas se convierten en proyectos de impacto y también podés leerlo en su newsletter semanal. Además enseña desde Baikal, un ciclo semanal del Instituto Baikal. Charlamos con el sobre el vínculo entre economía, industrias creativas, innovación y ciudad.

Para empezar, me gustaría que me cuentes qué son las llamadas «industrias creativas» y por qué pueden ser un gran motor económico para las ciudades, para alguien que recién se está acercando al tema.

Las industrias creativas son aquellas actividades económicas basadas en el talento, la imaginación y la capacidad de contar historias, generar símbolos y producir valor cultural. Incluyen sectores como el diseño, el cine, la música, los videojuegos, la arquitectura, la publicidad, la moda, la gastronomía y más. ¿Por qué son clave para las ciudades? Porque además de generar empleo y desarrollo, activan otros sectores como el turismo, el comercio o la tecnología. Una ciudad con una escena creativa bien vibrante no solo es más atractiva para vivir o visitar: también retiene talento, estimula la innovación y construye una marca urbana potente. Pensemos en Berlín, Medellín, Montreal o Buenos Aires: en todas, la creatividad es parte del ADN de su desarrollo económico y social.

Si bien hace tiempo que desde las ciencias sociales se viene hablando del impacto económico del arte y la cultura (desde la música, al gaming o el cine), y también de las llamadas «clases creativas» (R. Florida y The Rise of the Creative Class), te pregunto, ¿qué hace falta localmente para que las clases creativas florezcan en vez de achicarse?

Hace falta construir ecosistemas. Talento hay, pero el desafío es crear condiciones: acceso a vivienda, conectividad, educación de calidad, espacios de trabajo compartidos, marcos regulatorios actualizados y, sobre todo, comunidades vivas que colaboren y se potencien. Las “clases creativas” no crecen en el vacío, necesitan entornos que celebren la diversidad, la libertad de expresión y la experimentación. También es fundamental que las políticas públicas comprendan el valor estratégico de la cultura como motor de desarrollo, y la acompañen más allá del corto plazo, buscando siempre activar el territorio.


“Una ciudad con una escena creativa bien vibrante no solo es más atractiva para vivir o visitar: también retiene talento, estimula la innovación y construye una marca urbana potente”


Ahora bien, ya que hablamos de clase creativa y de ciudades, también se plantea que a veces la concentración de jóvenes creativos y trabajadores tecnológicos en áreas metropolitanas produjo fenómenos no tan positivos como la gentrificación urbana. ¿Qué opinás de esto?

Es una tensión real. La creatividad puede revitalizar barrios, pero si no hay políticas de cuidado, termina desplazando a quienes los habitan originalmente. Por eso, la clave está en diseñar estrategias de regeneración urbana que tengas a las personas -a todas- en el centro, donde el desarrollo no implique exclusión. Invertir en cultura debe ir de la mano con modelos de gobernanza participativa, vivienda accesible y un urbanismo que respete la identidad local. La creatividad no debería expulsar, sino incluir.

¿Contame 3 habilidades creativas que pueden servirte si trabajás en cualquier otro campo que no sea la cultura o el arte?

  • Pensamiento lateral: la capacidad de abordar problemas desde ángulos inesperados. Ideal para encontrar soluciones cuando todo parece trabado.
  • Narrativa: saber contar una historia clara y poderosa, ya sea para vender una idea, liderar un equipo o diseñar una experiencia de usuario.
  • Adaptabilidad imaginativa: en un mundo cambiante, no alcanza con adaptarse; hay que imaginar futuros posibles y prepararse para ellos.

Y una pregunta que les hacemos a todos. En este contexto del trabajo (precarización, altos niveles estrés, desmotivación, etc) no sorprende el crecimiento de fenómenos como el Quien Ambition (y antes de eso la gran renuncia, el quiet quitting y más) entre los más jóvenes. ¿Qué pensás que está faltando para que el trabajo funcione mejor para todos?

Falta sentido. Mucha gente siente que su trabajo no conecta con algo más grande que una tarea repetitiva o un sueldo a fin de mes. También falta confianza mutua: espacios de trabajo donde se valore la autonomía, el descanso, la salud mental y la creatividad. Y por último, faltan estructuras menos rígidas, que permitan combinar lo personal con lo profesional sin culpa ni burnout. Cuando trabajamos con propósito, todo cambia.

¿Qué debería saber una aseguradora que quiere entrar al mundo de las industrias creativas?

Que no basta con adaptar un producto tradicional: hay que entender cómo piensan y viven los creativos. Es un mundo que valora la libertad, la flexibilidad y el diseño centrado en la persona. También hay que hablar su idioma y mostrar empatía por sus riesgos específicos: ingresos inestables, proyectos discontinuos, equipos fluidos. Y si en vez de vender una póliza, la aseguradora se posiciona como aliada de la imaginación, puede abrir un mercado enorme.«


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