¿Dónde estabas la tarde del martes 26 de julio de 2006?
15-08-20246 Minutos

¿Dónde estabas la tarde del martes 26 de julio de 2006?

Se cumplió un nuevo aniversario del fenómeno meteorológico que dejó enseñanzas en la actividad aseguradora de nuestro país.


Por TIEMPO DE SEGUROS

Seguramente el lector tenga en su memoria el registro de dónde y qué estaba haciendo el día en que una feroz tormenta de granizo afectó a la Capital y al Gran Buenos Aires, dejando daños materiales significativos y causando un fuerte impacto psicológico en la población. Sin duda para quienes trabajamos en la actividad aseguradora el hecho marcó un antes y un después.

La tormenta, que comenzó minutos antes de las 16 hs., duró unos 20 eternos minutos y afectó a varios barrios de la Ciudad de Buenos Aires, incluyendo el micro y macrocentro, ocasionando daños significativos en vehículos, edificios e infraestructura. Se estima que 7.600 taxis sufrieron daños en sus lunetas y parabrisas, mientras que otros 29.000 vehículos recibieron abolladuras en la chapa. Además, se reportaron cortes de luz, interrupciones en los servicios de subtes y trenes, y daños en edificios y techos.

Sin la asistencia de las alertas meteorológicas a las cuales hoy estamos acostumbrados, quedamos inmersos en una feroz granizada producto de una masa de aire frío proveniente del sector cordillerano, que ingresó con mucha potencia y desplazó la masa de aire cálido y húmedo, provocando así el fenómeno meteorológico.

¿Estábamos preparados para afrontar tamaño hecho? A la luz de lo sucedido claramente que no. El impacto dejó secuelas, algunas transitorias y otras permanentes, en forma de temor y ansiedad ante nuevas e inesperadas tormentas.

¿Dónde estabas la tarde del martes 26 de julio de 2006?

¿Y qué ocurrió puertas adentro de las oficinas de los PAS?
Teléfonos que sonaban, mails que inundaban las casillas de correo, mensajes por celular y colas interminables frente a las oficinas formadas por asegurados dispuestos a contar una y otra vez la misma historia de destrucción de su auto, su casa o su negocio.

Tal vez fue la primera manifestación de la capacidad de contención de asegurados ante un siniestro masivo que los productores brindaron a sus clientes. Había que remontarse muy atrás en el tiempo para recordar un fenómeno tan masivo, quizás la inundación denominada “La lluvia del siglo” ocurrida en mayo de 1985.

La granizada puso blanco sobre negro las distintas coberturas asegurativas que convivían en el mercado de seguros. Así aparecieron aseguradoras que cubrían al 100 % el fenómeno, muchas de ellas por tener sus casas matrices en regiones en las cuales el granizo era moneda corriente; otras tenían coberturas parciales y muchas otras sólo como adicional a la póliza básica.

Un tanto igual sucedía con las viviendas, locales y fábricas. ¿Error de asesoramiento o simplemente estar frente a un fenómeno que no había sido considerado como para tener esa magnitud, un “cisne negro”, para esta región del país?

Se popularizó eloficio de “sacabollos”, un método artesanal que permitía, dependiendo del daño, reparar los autos sin incurrir en arreglos de chapa y pintura. Es así como rápidamente nos interiorizamos de la evaluación de cada daño: bajo, medio o alto.

¿Dónde estabas la tarde del martes 26 de julio de 2006?

Algo cambió en nuestro mercado: lo transformó para bien. A partir de ese día, granizo no solo fue incluido en la mayoría de las pólizas -preferentemente por el 100 % del capital asegurado, aun cuando conviven todavía pólizas que limitan el alcance de dicha cobertura-, sino que también hubo ajustes en la cobertura de lunetas y techos vidriados.

Los aseguradores supieron a partir de ese momento que los fenómenos climáticos estaban entre nosotros para quedarse, también en la ciudad, y podían generar siniestros de envergadura y de manera masiva en sus carteras.

Otra mejora fue el asistir a la creación por parte de las aseguradoras de equipos especiales destinados a atender emergencias de este tipo, de gran escala, en todo el país, sin importar dónde se produciera el fenómeno; hoy el mercado está mejor preparado para afrontarlo, montando operativos, haciendo acuerdos con talleres y solucionando la emergencia en plazos cortos.

La tormenta fue inspiradora del filme “Granizo”, en el cual el infalible (hasta ese día) meteorólogo Miguel Flores, fallaba en su pronóstico y pasaba de ser amado a ser odiado por su público al no haber previsto una granizada histórica que a fuerza de piedrazos terminaba con su fama.

La película, recordemos, no dejaba muy bien parada a la actividad aseguradora. Un taxista reclamaba sin éxito ante su aseguradora el daño que su póliza no cubría. Una mancha más para el seguro, en este caso en formato de licencia cinematográfica.

La tormenta del 26 de julio de 2006 fue un evento que cambió la forma en que se abordan los eventos meteorológicos en la región. Se implementaron mejoras en los sistemas de alerta y se aumentó la conciencia sobre la importancia de la preparación y la prevención.

Hoy quisimos traer a la memoria ese día para no olvidar la relevancia de estar preparados ante la furia de la naturaleza, pero con el convencimiento de que, si el granizo llega, el productor de seguros y las aseguradoras estarán ahí, para hacerle frente al desafío de reparar sus consecuencias.«