Con motivo del día del periodista y porque valoramos profundamente la labor de los medios, desde AAPAS conmemoramos el día del Periodista con nuestra comisión directiva, medios del sector y periodistas invitados de Clarín, América y Telefé, en el marco de una velada social y lúdica con clase de coctelería, agasajo y networking.

Así disfrutamos de una noche que tuvo su broche de oro con la clase especial de la reputada barmaid y empresaria Inés de los Santos, en su bar Cochinchina, parte del World’s 50 Best Bars.

A su vez en un contexto global de creciente complejidad en el que las transformaciones sociales y políticas son mediadas por el ritmo vertiginoso de las nuevas tecnologías, un cambiante mapa de medios de comunicación y la evolución del lenguaje publicitario y creativo, sabemos que ya no basta con sostener los canales o recursos tradicionales para la difusión y generación de contenidos de prensa. De hecho si hay algo que estamos viendo es que así como las grandes plataformas de entretenimiento (TV lineal, radio, streaming, etc) pelean codo a codo por la atención -cada vez más escasa- de las audiencias, los medios de comunicación no son la excepción y también se encuentran alcanzados por esta problemática por captar y retener a los lectores, mientras compiten con las redes sociales y deben innovar en formatos.

Es sabido que las nuevas generaciones ya tienen códigos distintos a la hora de consumir noticias e informarse. Según el Informe 2024 del Instituto Reuters, nos informamos menos por medios tradicionales (tv, radio, diarios físicos y portales online), y más por las redes sociales: menos en Facebook y X (Twitter) y más en WhatsApp, Instagram, TikTok. Asimismo crecen los canales nuevos como el “stream”(del streaming) vía Twitch o YT, y en el último tiempo, las estrategias más slow de creación y consumo de contenidos como los newsletters o los podcasts.

Aún así existe un gran desinterés en las noticias: cuatro de cada diez personas evitan informarse con frecuencia y en Argentina, por ejemplo, el interés cayó del 77% en 2017 al 45% actual. ¿Sorprende? No del todo. Algunos proponen que ante las malas noticias, la ignorancia es dicha. Estés del lado que estés una tendencia que se consolida es la del crecimiento en la evasión de noticias (que se ubica en un 39%, 3 puntos más que en 2023).

Para algunos periodistas y una proporción no despreciable del público, sin embargo, esto es preocupante, y por suerte alrededor de seis de cada diez muestran inquietud en torno a qué es real y qué es falso cuando se trata de las noticias online (59%) y buscan combatir la desinformación.

Y esto sin contar otras problemáticas urgentes que atañen el quehacer cotidiano del periodismo, que incluyen la precarización laboral, y en un año particular como éste, la desfinanciación y el cierre de medios estatales, y la libertad de prensa. “El informe de Reuters dedica dos páginas al análisis de Argentina y arranca diciendo: “el entorno informativo argentino está agitado, con el nuevo presidente electo que promete privatizar o cerrar el ya débil sector público de medios de comunicación y eliminar toda la publicidad gubernamental. Frente a la inflación rampante, esto ha aumentado la presión sobre las noticias de propiedad privada. Sin embargo, el interés y la confianza en las noticias siguen siendo bajos”, explica la periodista Irina Sternik en su newsletter Lado B.

¿Cómo armar una dieta informativa nutritiva?

“Los seres humanos hemos caído en un terrible círculo de autogratificación, que nos lleva a preferir aquellos mensajes que “nos saben mejor” en lugar de aquellos que “nos hacen mejor”. Es un círculo, porque los medios a través de los cuales nos llega la información van haciéndose cada vez mejores en mostrarnos lo que es “relevante” para nosotros. Y no me refiero solo a los medios digitales, donde es quizá más evidente, sino también a las grandes cadenas de noticias”, dice Clay Johnson, activista y autor de The Information Diet, A case for conscious consumption.

Si hay algo que vale la pena pensar estos días es precisamente cómo nos informamos y cuáles son nuestros hábitos de lectura y consumo de noticias. O dicho de otro modo, ¿cómo es nuestra dieta informativa? Se viene hablando de dieta informativa desde hace ya varios años en relación a lo que en EEUU denominan media literacy, algo así como alfabetización mediática, y que refiere al conjunto de hábitos y prácticas que desarrollamos en torno al consumo de información.

Lo interesante es que esta “dieta”, al igual que una dieta alimenticia, es algo que se puede moldear de acuerdo a las personas, sus necesidades, desafíos e intereses, y es algo sobre lo que tenemos total autodeterminación. Esto implica poder tomar decisiones.

Tanto Clay como otros autores contemporáneos nos invitan a pensar cuánto reparamos realmente en esto y qué decisiones estamos tomando todos los días -lo sepamos o no. Es por ello que viviendo en una economía de plataformas deberíamos empezar cultivar cierto escepticismo y entender que la mayoría de lo que vemos está mediado por algoritmos, cuya opacidad es grande y que responden más que nada a los intereses de las corporaciones dueñas de estas plataformas. Así es precisamente como se construyen los sesgos y burbujas informativas.

Asimismo Clay nos propone la analogía con el mundo de la alimentación ya que, al igual que alimentarnos con comida chatarra nos hace mal al organismo y nos debilita, “consumir información chatarra” también nos afecta congnitivamente y como ciudadanos.

En este sentido, otra autora e investigadora, Jodie Jackson, que tiene una maestría en psicología positiva ha dedicado su labor académica a estudiar el impacto de la lectura de noticias en los seres humanos (ver su libro You Are What You Read: Why Changing Your Media Diet Can Change the World y charla TED), propone que el consumo de periodismo equilibrado y de calidad es importante para el bienestar de las personas a nivel psicoemocional y cognitivo. “Con la abundancia de información, enfrentamos una batalla diaria entre lo que es bueno para nosotros a largo plazo y lo que queremos o disfrutamos en este momento, o hacia dónde nos atraen los titulares llamativos o sensacionalistas. Aunque se está convirtiendo en la tendencia, las noticias no se construyeron pensadas en ser entretenimiento”.«