Un PAS en la comunidad guaraní Jasy Porá

“Hace unos días tuve la dicha de compartir una experiencia que me marcó profundamente: la entrega de donaciones en la Comunidad Guaraní Jasy Porá. Aún hoy, cuando cierro los ojos, vuelvo a ver las sonrisas de los niños y la emoción en los rostros de las familias al recibir aquello que tanto necesitaban.”, comienza contando Gonzalo. “Las donaciones fueron principalmente útiles escolares, juegos, juguetes y zapatillas, cosas que pueden parecer sencillas, pero que en este contexto se transforman en verdaderas herramientas de esperanza. No eran simples objetos; eran gestos de amor, de cercanía, de reconocimiento hacia quienes hoy atraviesan necesidades que no podemos ignorar.”, amplía.

Gonzalo es parte de “Tuky Ayuda Solidaria”, un proyecto fundado por un grupo de amigos que nació del deseo de estar donde más se necesita y de realizar acciones de apoyo mutuo.

Ver: Relatos de solidaridad. Pequeñas acciones que suman

Una “Tierra sin mal”

Jasy Porá es una comunidad guaraní que habita en el norte de la provincia de Misiones, a casi 1.300 km de la Ciudad de Buenos Aires, en el límite con el estado de Paraná (Brasil). Los tupi-guaraní habitaban la costa este de América y fueron los pueblos originarios que más convivieron con los jesuitas, llegando a tener una importancia clave durante siglos. El patrimonio cultural y la sabiduría ancestral que acuñan es inmenso y de altísimo valor para la identidad de nuestro país.

Pero, como tantos otros pueblos originarios, sufre de grandes carencias económicas. Allí estuvo Gonzalo Fernández, llevando solidaridad en forma de donaciones pero también de compromiso y cariño: “el verdadero valor estuvo en lo humano: en los abrazos, en las palabras sencillas de agradecimiento, en esa sensación de comunidad que nos recuerda que estamos aquí para tender la mano al prójimo.”, reflexiona. “Porque cuando alguien recibe lo que estaba esperando con tanta urgencia, uno comprende que dar es mucho más que entregar cosas materiales: es dar tiempo, corazón y esperanza.”

Los guaraníes conservan una tradición agrícola de extremo respeto por la tierra: son considerados grandes ecologistas. A su vez, conocen muchas especies de hierbas, sus valores nutricionales y de cura de enfermedades que son información valiosísima para la ciencia. La “Tierra sin Mal” (Yvy Mara Ey) es parte de su mitología y representa un paraíso terrenal donde reina la armonía. Esta tierra no es solo un lugar del más allá, sino que es un objetivo que guía una búsqueda en la vida.

Llevar solidaridad a la “Tierra sin mal” fue para Gonzalo una experiencia conmovedora de la que se trajo satisfacción y alegría en retribución. “Volvimos de Jasy Porá con el corazón lleno, con la certeza de que hay mucho por hacer y con el compromiso de seguir caminando en esta dirección: estar presentes, acompañar, compartir y nunca olvidar que el verdadero sentido de la vida está en dar al prójimo lo que tenemos para ofrecer.”, cuenta Gonzalo.

Proteger y acompañar: valores que expanden la lógica del seguro

Hace apenas unas semanas, socios y parte de la Comisión Directiva de AAPAS celebraban el Día de las Infancias en el Club Padre Mujica, que asiste a más de 500 niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad en CABA.

Ver: Alegría y Responsabilidad Social: el festejo de AAPAS por el Día de las Infancias en el Club Padre Mujica.

Previo a ello, el Foro Nacional del Seguro de este año había contado con distintas acciones inclusivas, con participación presencial de los niños del Club en actividades de concientización, además de un evento artístico de recaudación de fondos destinados directamente a la institución.

El compromiso con la Responsabilidad Social se demuestra en acciones puntuales para no quedar en meras expresiones de voluntad. Pero también demandan continuidad y es allí donde AAPAS busca estar presente en la vida de las personas.

Ver: El Foro Nacional de Seguros 2025 impulsa la transformación del sector y refuerza su compromiso social

“Me parece importante remarcar que estas acciones no deben quedar en un hecho aislado. No se trata de ‘hacer y olvidar’, sino de mantener viva la llama del compromiso con quienes más nos necesitan.”, enfatiza Gonzalo Fernández. “La solidaridad no puede ser una foto esporádica, tiene que ser un camino constante. Como sociedad y como personas, tenemos la responsabilidad de recordar siempre que el prójimo necesita de nosotros, y que nosotros también crecemos en humanidad cuando damos.”, resalta.

Para cerrar, Gonzalo dedica unas palabras de agradecimiento a todos quienes hicieron posible esta experiencia hermosa: “quiero agradecer profundamente a todos los que fueron parte de esta entrega. A cada persona que colaboró, que se organizó, que dedicó tiempo y recursos para que este encuentro fuera posible. Sin cada uno de ustedes, esta experiencia no habría tenido el mismo impacto.”«